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La victoria ante el Real Madrid dio alas a los rojiblancos para conquistar el título de la Liga en 1984. A falta de dos minutos, Dani mantuvo intactas las ilusiones.
Grandes batallas contra el peor enemigo
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Grandes batallas contra el peor enemigo

El Athletic recibe el sábado al Madrid, el gran adversario. EL CORREO evoca seis duelos básicos

Juanma Mallo

Jueves, 16 de marzo 2017, 00:32

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Llega el líder a San Mamés. El Athletic recibe el sábado (16.15 horas) al Real Madrid, en uno de los enfrentamientos más repetidos de la historia del fútbol nacional, uno de los clásicos de la Liga.Será la batalla 86 entre estos dos conjuntos que han cimentado una rivalidad enconada, y que han dejado grandes duelos en la memoria de los aficionados de ambos grupos. La extinta Catedral y el actual San Mamés han presenciado enormes choques, imborrales, con la escuadra rojiblanca y el grupo blanco como protagonistas: borracheras de goles (2-5 en el curso 2008-09); vibrantes victorias locales (2-1, en la campaña 2004-05, con Ernesto Valverde en el banquillo), polémicas; y también el debut de un chaval imberbe que ha marcado una época en el fútbol mundial, Iker Casillas (12 de septiembre de 1999). «San Mamés, será imposible olvidarte», se despidió en 2013, a través de este periódico, del estadio que le vio nacer.

Como todas las temporadas, el choque de este año llega envuelto de una química especial, de ese deseo de derrotar a uno de los gigantes continentales, el ogro, y de un enemigo de décadas. Jugadores, cuerpo técnico e hinchada se unen en ese sentimiento motivador; primero por el hecho de sumar una nueva victoria en busca de ese clasificación para la competición europea. Pero también debido a que se doblegaría al más hábil de la Liga y al adversario, con mayúsculas, del Athletic. Días antes del encuentro, EL CORREO ha querido rescatar seis encuentros imprescindibles.

Primera Liga y primer triunfo para los locales

El primer Athletic-Real Madrid de la historia de la Liga cerró la competición de la regularidad. Se disputó en junio, el 23. Hacía bastante calor. Y el encuentro cayó del lado del conjunto local (2-0), entrenado por Máximo Royo. No las tenían todas consigo los aficionados bilbaínos. Sin embargo, la escuadra vizcaína, brillante, les sorprendió en un duelo catalogado por el cronista de El Pueblo Vasco como «excelente». La alegría para los hinchas llegó pronto. En el minuto 6, con una diana de Unamuno I. «Comenzó atacando el Athletic con furia y un entusiasmo que nos dejó un poco extrañados. Mucho más cuando Mandaluniz, recogiendo una pelota en la línea defensiva, avanzó para enviar un pase largo, admirable, a Juanito. Y éste avanza para entrar por bajo, lo que aprovechó Unamuno como una exhalación para coger el balón y a volea o puntera, como fuera, mandarlo rapidísimo a la red. Un gran goal que despertó el entusiasmo general y colmó de satisfacción a su autor, después de tanto tiempo sin conseguir hacer esto que en otros tiempo fue en él tan corriente», relató Karomte. El Madrid, una escuadra estupenda, reaccionó con rabia. El encuentro se llenó de «emoción»: «Las jugadas maravillosas por ambas partes se sucedían». La segunda parte, sin embargo, se convirtió en un recital del Athletic. Se dice en la crónica que los vizcaínos acorralaron a los blancos... La sentencia, no obstante, se hacía esperar. Hasta que... «Por fin, Carmelo tuvo una de sus geniales inspiraciones y recogiendo una pelota lanzó por bajo un tiro fantástico que fue el segundo goal. La ovación estalló entusiasta (...).» Y los rojiblancos se llevaron el primer Athletic-Madrid, con dos penaltis fallados por los locales.

Ciclón rojiblanco: seis goles en tan solo 28 minutos

Un hat-trick de Panizo, dos goles de Iriondo, y un tanto de Zarra. El Athletic destrozó al Madrid en un encuentro extraño, en el que la superioridad rojiblanca, según contaban en la época, no resultó tan extraordinaria como lo demuestra el marcador. Y es que, en la primera mitad, ninguno de los dos contendientes lograron superar la portería contraria en un duelo para el que se colgó el cartel de no hay billetes. Sin embargo, la segunda parte resultó eléctrica, de esas que hacen gozar a los aficionados, que les entretienen, como había profetizado días antes Santiago Bernabéu sobre este duelo. «Toda la ineficacia que mostraron las líneas de ataque durante los primeros cuartes y cinco minutos se transformó en la continuación del encuentro en una amplia goleada , que, ciertamente, no se esperaba habida cuenta de las medidas defensivas que se venían advirtiendo en los dos equipos. Pero el fútbol es así de extraño e inconsecuente». Eso sí, el segundo tiempo se tiñó de rojiblanco. Abrió en el 50 el marcador Iriondo, y le secundó Zarra (54). En el 66, Molowny y Cabrera ya habían hecho las tablas. Pero en diez minutos (68 a 78), el Athletic certificó este inmenso triunfo; y eso que había dudas sobre el juego vizcaíno, un grupo que había caído en Tarragona (5-3), en uno de esos partidos «de coser y cantar».

Un hat-trick de Zubiaga da el triunfo al líder

El Athletic se salió. Los títulos de las diferentes páginas de EL CORREO dan fe de ello. Los elogios se acumulaban. Por todos los lados. «San Mamés vibró con una apoteósis rojiblanca». «Un Atlético (así se denominaba en aquella época) rápido, potente y rematador destrozó al Real Madrid (5-0)...». Y el protagonista indiscutible de este encuentro disputado en febrero fue Zubiaga, autor de un inolvidable hat-trick. No obstante, Uriarte abrió el marcador, en los últimos instantes previos al descanso. «A la salida del séptimo córner rojiblanco (minuto 44), Betzuen entrega a Rojo, que centra pasado, Junquera (portero del Madrid), salta en falso y Uriarte cabecea el balón a la red». Fue un triunfo mágico. «El líder goleó al Madrid», tituló en portada este periódico: «Gran partido el domingo en San Mamés, con gran resultado: cinco a cero que le confirma en el liderato de la Liga. Jugó mucho el once rojiblanco, con furia, con decisión, con entusiasmo y con buen fútbol. Y se impuso rotundamente al Real Madrid, en espeial en la segunda parte (ahí se produjeron cuatro dianas)».

Un paso de gigante hacia el título

¡Campeones, campeones! Ese grito atronaba en San Mamés al término de un encuentro en el que Daniel Ruiz Bazán rescató la victoria para el Athletic de Javier Clemente a falta de dos minutos para el final. Un partido que arrancó herido de muerte ante el Madrid de Di Stefano, con una diana de Stielike, pero que Goikoetxea y el ariete de Sodupe, en una temporada complicada, remontaron para hacer justicia. «Garra, velocidad, ambición -iniciaba Paco Crespo su crónica- (...). Si no nos falla la memoria, creo que es la primera vez que Clemente saca un equipo tan ambicioso y ofensivo para un partido comprometido». El de aquel día lo era, porque podía suponer, como ocurrió, un paso esencial para el título de Liga. El conjunto blanco salió a especular, reservón, e incluso el técnico argentino dejó en el banquillo a Di Stefano. El Athletic, al contrario. Por eso, «no hubiera sido justo. El empate que campeaba en el marcador a falta de dos minutos para el final era un monumento a la injusticia (...). Los rojiblancos arriesgaban en cada envite, derrochaban fuerza y terminaban superando a su contrario por velocidad (...). Los hombres de Clemente lo daban todo en cada acción, se vaciaban por cada balón...». Pero Stielike acertó en el 23, en un córner. Pronto reaccionó el Athletic, gracias a Goikoetxea: «preciosa galopada de Urkiaga que dribla a dos contrarios con mucha habilidad y cede en corto a Sola. Su centro, a media altura y al primer palo, es rematado en plancha, espectacularmente, por Goikoetxea. Un golazo de impresión». Y en medio de la agonía, Miguel Ángel comete un fallo y Dani, atento, anota. ¡Campeones, campeones! 28 días después, el Athletic selló el título.

Una humillación y petición de cabeza de Stepi

La deshonra fue mayúscula. Inolvidable. La derrota más dura sufrida por el Athletic a manos del enemigo blanco. 0-5. Y pudieron ser muchos más: la diferencia resultó abismal, sideral. La grada dictó sentencia y exigió el despido de Dragoslav Stepanovic, el hombre del puro. «Exigió el despido de un técnico desconcertante, que condujo ayer a su equipo a una humillación histórica frente al Real Madrid. Jamás en la vida había encajado el Athletic semejante goleada en su propio estadio frente al eterno rival madridista (...). Con sus constantes desatinos, el serbio ha asesinado la ilusión de una afición que ayer, por primera vez en mucho tiempo, no convirtió su feudo en una enorme olla a presión para un Madrid que genera toneladas de antipatías en Bilbao». No hubo casta, ni lucha. Recibieron el primer gol en el minuto 13, obra de Zamorano. En el 52, el colegiado expulsó a Larrainzar, aunque podía haberlo hecho antes. El desastre. El fútbol del Athletic, señala la crónica, se limitó a «a un continuo deambular por detrás de un balón que se movió al antojo del Real Madrid».

La última gran fiesta gracias a Aduriz y compañía

Se presentó crecido el Athletic: hacía tres días que se había clasificado para la final de la Copa ante el Espanyol. Se temía el cansancio, la mermada gasolina de una tropa que acumulaba varios duelos en su depósito... Pero se demostró que el fútbol es un estado de ánimo, que las piernas pensan menos, vuelan, con alegrías. San Mamés celebró su última fiesta grande frente a su peor adversario en un triunfo coral, sellado por un enorme cabezazo de Aritz Aduriz. Esa jugada, escribió Jon Agiriano aquel 7 de marzo de 2015, «fue un compendio perfecto del tipo de maestría que más aprecia la afición rojiblanca desde que el fútbol es fútbol: un balón bien llevado por la banda, bien jugado hasta encontrar la posición para el centro y un cabezado antológico de Aduriz, marcando los tiempos». Sucedió en la primera parte, en la que los vizcaínos ofrecieron un recital. «Para quitarse el sombrero» En la segunda, el Real Madrid mejoró, pero los bilbaínos, con Iraola espléndido, Williams sobresaliente, aguantaron el vendaval. El sábado, un nuevo capítulo ante la bestia.

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